Deuda ecologica

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En términos de consumo y degradación de los recursos naturales del Planeta, una minoría de 20% consume alrededor de 80% de los mismos y, en consecuencia, produciendo alrededor de 80% del impacto ambiental global. Esta situacion no puede ser disociada de la injusticia ecológica implantada en el sistema mundial en los últimos siglos. La minoría de alta capacidad de consumo, concentrada en los países cuyas instituciones financieras son acreedoras de la deuda monetaria, es compuesta por deudores ecológicos en relación al conjunto de la humanidad.

Esto se justifica por dos razones. Primero, porque una gran parte de esa desigualdad se ha producido históricamente a través del colonialismo y del imperialismo, que generaron una herencia de consumo desproporcional de los recursos naturales y humanos del Planeta en favor del enriquecimiento de algunas regiones y en perjuicio de otras. Ese pasivo, por si mismo, ya se constituye en una deuda, aunque no sea fácil demostrar matemáticamente sus componentes.

Segundo, en el contexto actual, esa disparidad de patrones de consumo hace que una pequeña parte de la humanidad ocupe una parte desproporcional del espacio ambiental planetario, produciendo, por ejemplo, un calentamiento de la atmósfera que perjudica el conjunto de la comunidad humana, sobretodo sus sectores más pobres y dependientes del uso directo de los ecosistemas. La deuda ecológica, en este sentido, no es solamente una herencia del pasado, sino también una carencia ética que se amplia cotidianamente.

Historico

El concepto de deuda ecológica fue lanzado por el movimiento ambientalista latinoamericano en los años ochenta, como forma de criticar el carácter economicista y engañoso de la discusión sobre la "deuda financiera", considerada ilegítima, inmoral, ilegal. Una propuesta innovadora ha sido de resaltar que en lugar de ser deudores, los pueblos del Sur son, en realidad, acreedores de varias otras deudas: históricas, financieras, sociales y ecológicas. Los deudores, en este caso son los países del Norte, las Instituciones Financieras Internacionales o las transnacionales, entre otros.

Deuda ecologica y justicia ambiental

Las situaciones de injusticias ambiental a nivel global y nacional generan deudas ecológicas internacionales e internas que deben ser pagadas socialmente. En otras palabras: el concepto de (in)justicia ambiental formula un diagnóstico crítico sobre las raíces de la insustentabilidad ambiental contemporánea, en sus diversos niveles, asociándola al sobreconsumo producido por una apropiación injusta y desproporcional de las bases materiales de la existencia. El concepto de deuda ecológica, por otro lado, fundamenta el imperativo ético de que esa injusticia sea enfrentada y superada, puesto que solo a través del pago de esa deuda política y moral será posible promover un desarrollo humano justo, equilibrado, benéfico y sustentable en cada región y en todo el Planeta. El enfrentamiento de la insustentabilidad global, por otro lado, pasa por la promoción de la justicia ambiental y por el pago político, más que monetario de la deuda ecológica. (extraido de los trabajos del Taller Justicia Ambiental, Deuda Ecologica y Desarrollo Sustentable - JADES - del PSES)


Calculo de la deuda ecologica

En Bélgica, el concepto fue retomado en el primer Plan Federal para el Desarrollo Sostenible 2001-2004. El plan establece que "Bélgica va a estudiar el concepto de deuda ecologica y su aplicabilidad practica en las politicas publicas." Entre Julio 2003 y Junio 2004, varios departmentos de la Ghent University en colaboracion con ONGs (VODO) desarrollaron un proyecto de investigacion sobre deuda elcologica que apunta a clarificar el concepto de deuda ecologica (definicion, metodologia, marco de referencia) e estudiar su relevancia y aplicabilidad para la politica internacional belga. Para estos ultimos temas, la investigacion se concentro en las areas de la energia y el cambio climatico, la agricultura y oferta de alimentos, y la integracion en acuerdos multilaterales sobre medioambiente.


La deuda ecologica, un instrumento politico

El concepto de la deuda ecológica no es un objetivo en sí mismo. Es un instrumento que nos permite medir (más o menos) en términos monetarios o en otros términos (emisiones de dióxido de carbono, hectáreas, etc.), qué y dónde tenemos que cambiar los patrones globales de consumo y producción. Es una herramienta para hacer campaña en el norte y en el sur, pero también para la política. Si se tienen argumentos poderosos es más fácil convencer a los políticos y a quienes ostentan el poder.

En esencia, la deuda ecológica es una nueva forma de mirar hacia las relaciones presentes y pasadas entre los países. Existe:

  • Una perspectiva política diferente: los países pueden tener una relación acreedor-deudor basada en relaciones físico-ecológicas. Aplicando el concepto de la deuda ecológica, la situación de los países industrializados y en desarrollo se invierte: el norte es el deudor y el sur el acreedor. Los movimientos del sur suelen denominarlo como la “toma de poder” del sur y de sus pueblos en sus relaciones internacionales.
  • Una perspectiva económica diferente, especialmente en el comercio: la deuda ecológica muestra que el comercio en general no ha sido beneficioso para ambas partes, ni en términos monetarios ni en términos ecológicos. Esto nos lleva a la necesidad de realizar diferentes análisis y perspectivas sobre el comercio, que no se encuentran en las teóricas neoclásicas sobre comercio ni en las políticas actuales.
  • Una perspectiva ética diferente: la deuda ecológica apunta a la responsabilidad colectiva de los países industrializados por antiguas violaciones del derecho a un entorno limpio y seguro en otros países, especialmente en el sur.
  • Una perspectiva ecológica diferente: la deuda ecológica no hace sino revelar la imposibilidad de continuar con nuestro estilo de vida y la imposibilidad de reproducir este estilo de vida en el sur.
  • Una perspectiva legal diferente: el daño ecológico y la apropiación (desigual) de los bienes de la tierra debe ser reconocida y debe ser posible hacer que los culpables paguen. Los culpables pueden ser los países o las organizaciones multinacionales.


Vinculos externos

Dette écologique et sociale